sábado, 23 de agosto de 2008

Impulsar Nuestra Artesania

La artesanía ha muerto. Viva la artesanía.
La civilización, el progreso,... la vida, es un continuo de encrucijadas. Habitualmente, en nombre de ese "desarrollo", el hombre toma decisiones que suponen tirar piedras contra su propio tejado: se talan indiscriminadamente zonas de selva virgen para favorecer las comunicaciones o peor, como beneficio económico de unos pocos. Se contamina, se destruye, se desertiza... Acabamos con los recursos naturales sin importarnos el mañana, como si el tiempo nunca pudiera venir a escupirnos en la cara lo que ya hemos hecho contra este planeta. Y digo "hemos hecho", porque aunque tomemos medidas de actuación y concienciación sobre el respeto al medio ambiente, yo no estoy seguro de que Gaia se recupere de las cicatrices que ya tiene.
Con este panorama, tan pesimista sobre lo vital, parece fútil que en esta reflexión intente romper una lanza a favor del trabajo manual, de la artesanía, como una forma única de fabricación, que tiende a desaparecer por muchas razones, pero sobre todo, porque no es valorada en su justa medida.
Ya casi no quedan artesanos. Es muy difícil vivir de este trabajo. Contra casi cualquier especialidad artesana, aparece una fabricación industrial estandarizada que abarata muchísimo el producto final. Mas... ¿es eso lo que queremos? Yo comprendo que determinados productos puedan y deban fabricarse de esta forma, fundamentalmente para responder a una demanda masiva a un precio ajustado. Pero estamos hablando de economía de mercado, de oferta y demanda... Ahí no puede competir el artesano. Evidentemente, el producto hecho a mano tiene unos costes de producción mucho mayores, consecuencia directa de la forma de elaboración. La diferencia, trivial para algunos, fundamental para mí, es que no estamos hablando del mismo resultado. El objeto realizado en el taller artesanal debe estar hecho con las mejores materias primas, con un acabado que no sea comparable al industrial, con esa identidad, forjada a base de dedicación y amor al trabajo, que sólo puede tener una pieza única. Y yo me pregunto: ¿es menos obra de arte un colgante de azabache, un cinturón de cuero labrado o un cabecero de cama tallado a mano en madera, por la simple razón de que son útiles?
Hay un hueco en este difícil mercado, pero no es compitiendo por fabricar más, sino por hacer mejor y diferente. Demos a nuestras piezas hechas a mano una personalidad que las haga deseadas por el consumidor exigente. Para ello, no es necesario darle la espalda a la tecnología. De hecho, desde mi modesta opinión, debemos hacer todo lo contrario. Utilizar las máquinas para facilitar las tareas ingratas y menos artísticas, pero controlando siempre el proceso de forma manual. También aprovechando las posibilidades creativas que nos brinda el uso de ordenadores y otros elementos de diseño. Hay un abismo entre esto y la fabricación en serie o la robotización.
Si lo que queremos es que la artesanía no desaparezca, tratemos de difundir nuestro conocimiento. Sería duro presenciar en unos años la muerte de la alfarería, la orfebrería, la luthería, la cantería y tantas otras variantes del trabajo tradicional y los oficios artesanos. Los grandes maestros en cada disciplina deben convertirse en ejemplo de las nuevas generaciones, transmitiendo sus conocimientos. Tan importante como eso es la creación de la conciencia popular sobre el valor del objeto artesanal. Si esto no ocurre, probablemente veamos desaparecer muchos oficios delante de nuestros ojos.
Realmente una gran responsabilidad para todos, pero que a los artesanos no nos asusta porque "está en nuestras manos".
Federico Oña.Artículo publicado en el nº 13 de la revista Araguaney
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martes, 19 de agosto de 2008

El Arbol de la vida y la inteligecia. Que nos ayude


No cabe duda de que la sabiduria que encierra este magnifico arbol ubicado en una gran industria Vitivinicola Catalana, debe encerrar experiencia con sus años.
En estos momentos podemos decir que tenemos mas habitantes que toda la provincia bajo la responsabilidad de MONTILLA.
Este ejemplar, deberia servir para ayudarnos y darnos la receta para crear algunas nuevas industrias en MONTILLA, por la relacion que le une .
Nunca sonó mas el nombre de este Pueblo, y sin costarnos un duro la publicidad. No hay quien de mas. Aprovechemoslo
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lunes, 4 de agosto de 2008

Trabajo para el futuro

No solo del vino y la viña, vive el hombre.

Aunque el sentido histórico al menos para hablar de el, y difundirlo, ha estado centrado en el vino, en Montilla existieron otras profesiones artesanales que no creo que por embriaguez desaparecieran. Mas bien, porque el vino estrujó. Y porque no decirlo, ¿Presionaría y facilitaría la venta por ejemplo Jerez?
Soy amante de nuestra tradición, pero cada día que aparece en la prensa temas de la viña y el vino, desanima por una causa o por otra la situación.
En mi humilde opinión, ya es hora de que se solucione la situación para que todos vivan, y pasemos a segundo plano el vino, pienso que el museo nos dejara el recuerdo. Pasemos a industrializar Montilla para que nadie por fuerza, tenga que dejar su Pueblo. ¿Los pueblos no son lo que quieren sus ciudadanos? Pues a pensar, aclarar, discutir civilizadamente, y a decidir. He dicho.
José Luís
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