Que tiempos mas puñeteros

Vaya tema con el barullo que estamos atravesando de crisis, y escándalos políticos.

Claro, en esta situación no solo seria aplicables a Diputados, podía ser aplicable a concejales, alcaldes Asesores de confianza, Bancos, Empresarios especuladores del ladrillo y algunos más.

Desde luego, poco al currante que solo tiene la responsabilidad de ganar un sueldo para mantener su casa.

Y los hombres y mujeres de bien que ostentan cargos y responsabilidad alguna, deberían tener un cuidado especial, con los brujos allegados ostentosos, y desinteresados ficticiamente

Así lo veo yo, después de lo transitado por este mundo de Dios

Pareja, cuidado con los que ocultan el rostro

FRAGMENTO de una obra de Hesíodo que se perdió para siempre en el proverbial incendio de la Biblioteca de Alejandría:“ Yo sé lo que te conviene, gran necio Diputado, te lo diré: de la maldad fácilmente puedes coger cuanto quieras; el sendero que conduce hacia ella es llano y vive muy cerca. Ay, de la virtud, en cambio, el sudor va por delante; es empinado y largo su camino, penoso y agotador al inicio; pero cuando se llega a la cima… Cuando se llega a la cima, resulta fácil y no importa lo duro que haya sido. Es, en todos los sentidos, el mejor hombre quien por sí mismo deduce, tras meditar, y cae en la cuenta de lo que es justo y actúa en consecuencia. También es bueno el que se deja aconsejar por hombres de bien; pero el que no medita, ni deduce, ni cae en la cuenta de lo que es justo, o sí lo hace pero no actúa en consecuencia, el que no se deja aconsejar por hombres de bien sino que obedece a los oscuros dictados de la pirámide, el que mira para otro lado, el que, por miedo a destruir el tapiz, no trabaja en la hebra adecuada, el que no permite hablar al corazón, el recadero fiel, el idiota, éste es, en cambio, un hombre inútil. Ahora bien, tú, gran necio Diputado, ten presente siempre tu gestión y esfuérzate para obtener el salario, que las fáciles prebendas son aborrecibles y llenan la casa de alimañas, y el que vive sin hacer nada es semejante en carácter a los zánganos sin aguijón, que se comen el panal de los laboriosos, y aunque el hambre no acompañe siempre al holgazán, llega el día en que los graneros se vacían y, con ellos, se vacían también las apariencias, y queda uno desnudo frente a los otros. Recuerda que los opulentos se burlan de los que se postran. Una vergüenza denigrante embarga al suplicante, una vergüenza que va unida a la miseria como la arrogancia al lerdo, y los cobardes dictados a los que tan a menudo sirves no cuentan contigo sino con tu uso, y este uso no es afecto sincero sino esclavitud. No robes lo que te es ajeno; lo ganado es mucho mejor; pues si quitas a la fuerza lo que no es tuyo o si robas con la lengua o si dejas robar en tu presencia, como sucede cuando el lucro se torna deseo haciendo perder la cabeza de los hombres y oprimiendo la honradez con la falta de escrúpulos, la dicha te durará poco, pues rápidamente se debilita y arruina quien actúa de modo semejante. El regalo es bueno, pero mala y repartidora de estragos es la rapiña; pues el que da, disfruta, y el que coge a su antojo, solo u obedeciendo a la trama oscura, se amarga el corazón, y si es poco lo que añades a lo poco, pero lo haces con frecuencia, al tiempo se transformará en mucho y, al punto, en invariable quemazón. Es justo gastar de lo que se tiene y el peor tormento necesitar lo que no se tiene. El dinero no otorga valía y estimación al que lo posee sino que es, en sí mismo, la valía y la estimación, y nada da al que nada tiene salvo el miedo a perderlo y la calamidad. Al que maltrata y engaña, al que insulta y causa daño, le espera un severo castigo. Apártate de esto, tú, voluble y necio Diputado. Lo que hay en tu interior es humano y fiable y tiene tu mismo rostro, y dañino e inquietante lo que no pertenece a tu naturaleza; una deshonra es la impostura. Y así, quien proclama lo justo a conciencia tiene prosperidad; mas el que perjura y ultraja y causa daños irreparables, de éste queda luego una estirpe oscura. Cada vez más oscura.”

De Javier Fernandez